Joan Manuel Serrat - Nanas de la cebolla
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre,
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba,
con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas,
soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón, que en tus labios,
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras,
rival del sol,
porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares,
con cinco diminutas
ferocidades,
con cinco dientes,
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma,
sientas un fuego
correr dientes abajo,
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho,
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes,
no sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.