María - Aguita de abril

Nada que decir,
nada nuevo que contar,
todo lo que vive en mí,
desnuda está mi alma.
Aguas que corren
hacia un porvenir,
que desatan furia al fin,
que se mezclan con mis ganas.
Anoche perdimos las miradas,
las mismas que nos hicieron vivir.

En mi soledad
nadie más vive por mí,
sólo yo, sola ante un fin
que se esconde por nada,
y para nada sin ti.
Ay, agüita de abril
en mi corazón.

Nada que ocultar,
tras mis manos sobre ti
late en cueros mi carmín,
desgastado por la lluvia.
Ay, alma en pena,
dónde vas a ir,
donde el día no se torne gris
escalando madrugadas.

Maldigo a tu voz
y a esta encrucijada,
las mismas
por las que ahora sufro yo. No.

En mi soledad
nadie más vive por mí,
sólo yo, sola ante un fin
que se esconde por nada,
y para nada sin ti.

En mi soledad
nadie más vive por mí,
sólo yo, sola ante un fin
que se esconde por nada,
y para nada sin ti.
Ay, agüita de abril.

Qué bello es vivir
cuando aún quedan almas
por dar sin reproches,
sollozando mi voz
que aún se despierta en las noches.

En mi soledad nadie más vive por mí,
sólo yo, sola ante un fin
que se esconde por nada,
y para nada sin ti.

En mi soledad nadie más vive por mí,
sólo yo, sola ante un fin
que se esconde por nada,
y para nada sin ti.
Ay, agüita de abril
en mi corazón.