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Feliz edad


El primer congreso internacional sobre la felicidad fue realizado en Madrid y la conclusión de los congresistas fue que la felicidad sólo se alcanza después de los cuarenta años.

¿Quién participó? ¿Psicólogos, sociólogos, artistas de circo? No sé. Pero me gustó el resultado.

La mayoría de las personas, cuando son cuestionadas sobre el asunto, dicen: «No existe la felicidad, existen momentos felices». Quizás era lo que pensaba yo cuando vivía en los 17 años, a los que no volvería ni aunque me llevaran de los pelos.

A los adolescentes les gritan a todas horas: tienes que estudiar, aprender inglés, usar siempre preservativo (y continuar usando), dar satisfacciones a los padres, leer libros que no quieres y administrar decenas de pasiones fulminantes y rupturas.

No tienen dinero para salir cuando quieren, acostumbran a deprimirse de lunes a jueves, y sólo se divierten los sábados en locales abarrotados.

Felicidad ¿dónde estás? ...Aquí, en la casa de los cuarenta y su vecindario.

Es seguro que surgen unas arruguitas, algunas o muchas canas, y la barriga sale, pero es un precio justo para lo que se gana a cambio. Piensa: después de los 40 pagas de tu bolsillo lo que comes y vistes. Te vuelves inglés, francés, italiano y ¡ay de quien se ríe de tu pronunciación!

No intentas más el suicidio cuando un amor se va, te apasionaste por la literatura y no necesitas autorización de nadie para ver el canal Play boy.

Tal vez no te hayas vuelto el Brat Pitt o la Angelina Jolie que soñaste un día, pero reconoces el rostro que ves en el espejo, sabes de quién se trata y simpatizas con su cara.

Después que cumplimos las misiones impuestas desde que nacemos, como tener una profesión, casarte y procrear, comenzamos a ser libres, a escribir nuestra propia historia, a valorar nuestras cualidades y tener un cierto cariño por nuestros defectos. Somos los responsables de nuestras decisiones.

La juventud le hace bien a nuestra piel, pero nunca salvó a nadie de ser una máscara. La madurez sí permite una cierta locura.

Después de los 40, conforme descubrieron los participantes de aquel congreso curioso, estamos más aptos para decir que la infelicidad no existe, lo que existe son momentos infelices.

¿Alguien está en desacuerdo?

¡Feliz edad para todos los que tenemos más de 40!