La verdadera Pascua
Dos mil años atrás, un hombre vino al mundo dispuesto a ser el mayor ejemplo de amor y verdad que la humanidad conocería.
Su propuesta de vida no fue entendida por muchos. Condenaron a este hombre y lo crucificaron, ignorando todos sus propósitos de un mundo mejor. Hubo dolor, angustia y oscuridad. Por tres días, el sol se rehusó a brillar, la luna se negó a iluminar la Tierra, hasta que, al tercer día, la vida volvió.
La Pascua existe para recordarnos este espectáculo inigualable llamado resurrección.
Pascua: Resurrección de la sonrisa, de la alegría de vivir, del amor. Resurrección de la amistad y de la voluntad de ser feliz. Resurrección de los sueños, de los recuerdos. Y de una verdad que está por encima de los huevos de chocolate o hasta de los conejitos.
Cristo murió, pero resucitó.
Él hizo eso solamente para enseñarnos a matar nuestros peores defectos y resucitar las mayores virtudes sepultadas en lo íntimo de nuestros corazones.
Que ésta sea la verdad de tu Pascua.
¡Feliz Pascua!