No estando tú
No estando tú...
el sol se desvanece,
las rosas no perfuman
las mañanas,
y el frío vuelve el alma
nieve y agua...
No estando tú...
la luna se me apaga,
su palidez de espanto
se refracta
en herida mortal
de ausencia y llanto...
No estando tú...
la música en silencios
se hace sombras...
la melodía es monótona nostalgia,
y el ritmo se detiene
en una lágrima.
No estando tú...
el aire se hace ahogo...
inspiro soledad, sombras,
recuerdos...
exhalando la muerte
de mis sueños.
No estando tú...
el beso ya no es llama...
se me adormece angustiado,
entre los labios,
negándose a la entrega
en otros labios...
No estando tú...
las calles son vacías...
jardines con flores de cemento
y su raíz de piedra,
donde la entraña de la tierra gime
en sordidez de espera.
No estando tú...
el infierno de mi alma se apodera,
me lleva sin remedio hacia el pecado,
donde las llamas queman,
revolcándome en el lodo
de vacías entregas...
No estando tú...
es el placer quien reina...
me embriago en el deseo incontenible
de olvidar tanta espera,
¡de borrarte del alma...!
¡de pensar que estás muerta...!
Y me engaño en angustias
con pasiones desiertas...
No estando tú...
te espero... sin esperas...
te imagino en las sombras
de una lágrima muerta,
que al querer ocultarla,
en tus ojos se vea...
Que acaricie tu rostro
como el beso secreto
que te doy en silencio
con mis humildes versos.
Esa lágrima fría
que te llegue a la boca
y humedezca tus labios
recordando la mía.
Te beso en una lágrima
que, siendo tuya...
¡es mía...!