A un niño Down
Era una noche tan frÃa cuando salimos despacio
para alumbrarte a la vida camino de un dispensario,
buscábamos la alegrÃa de compartir otro abrazo,
y nació un niño distinto, pequeño y de ojos rasgados.
Me acuerdo de aquella sala, gentes vestidas de blanco,
y la cara de aquel médico en su papel de togado,
con la mirada perdida: algo habÃa fallado.
La angustia de aquel momento, solos tú y yo, y nuestro enano,
el mundo se nos caÃa, pero duró sólo un rato,
comprendimos que en la vida no todo es bueno o es malo.
Eras un niño perdido, te arropé entre mis brazos,
todavÃa estaba aturdido, sin saber que habÃa ganado.
Y doy gracias a la vida porque a mà me haya tocado
esta bendición del cielo en forma de ángel humano.
Habla con Dios cada noche su querubÃn más preciado,
don generoso y derroche es la ternura en sus manos,
una sonrisa en su boca, no falta amor en sus labios.
Algunos buscan la herida donde poder siempre hurgarnos,
ciegos que no ven la viga, como sepulcros blanqueados,
pero tú y yo sabemos, amigo, que Dios está a nuestro lado.
Se llama Andrés y es mi hijo, ahora ya es todo un muchacho,
y todavÃa me pregunto por qué buscó Dios mi casa para dejar un regalo.
Andrés MartÃnez es un cantautor de Murcia (España), que tiene un hijo con sÃndrome de Down, y al que dedicó esta canción, incluida en su último trabajo discográfico. Él mismo envió, acompañado de una carta, el tema a la Federación Española de Instituciones de SÃndrome de Down.
Andrés MartÃnez