Decisiones en la oscuridad
Cierta vez durante el verano, un grupo de excursionistas viajó a la playa. Cuando llegaron ya había oscurecido debido a muchos retrasos. Debían caminar dos kilómetros por la playa hasta el campamento, pero no llevaban linternas, aún así decidieron caminar el trecho en medio de la oscuridad.
Llevaban ya cierto trecho recorrido cuando encontraron la saliente de un río, pero no podían apreciar qué tanto debían atravesar ni qué tan hondo era. No sabían qué hacer, y aún así se aventuraron a cruzar a ciegas hasta el otro lado, pero el río era muy profundo y con una corriente muy fuerte, así que perdieron sus bolsos y todo lo que llevaban. Continuaron finalmente hasta llegar al campamento. Al día siguiente volvieron a ver si había quedado algo de sus cosas, y vieron que apenas unos metros arriba de donde cruzaron había unos troncos que hacían de puente.
Muchas veces, nos sucede esto mismo. Y tomamos decisiones en medio de problemas, dificultades, problemas o angustias, y lo peor es que no pedimos guía ni ayuda. Por este motivo, nos suceden cosas de las cuales luego nos arrepentimos, generalmente culpando a Dios por ellas. La mayoría de las veces suele haber un «puente» que Dios nos facilita, sin embargo, por todo lo que nos rodea no podemos verlo.