Dios lo hace diferente
El hombre hace gemir a un avión de reacción, rugir el motor de un auto de carrera, sonar la bocina de una locomotora, hablar a la radio... Pero Dios hace sonreír a un bebé.
El hombre enciende una gran avenida de luz blanca... mientras que Dios enciende la Vía Láctea.
El hombre levanta torres de iglesias, plataformas para lanzamiento de cohetes, rascacielos de muchos pisos, elevadas antenas de radio y televisión... Pero Dios levanta árboles gigantescos y cumbres montañosas que acarician las nubes y retienen la nieve.
El hombre pinta un cuadro sobre la tela... Pero Dios pinta de día en día un cuadro diferente en cada trozo de horizonte.
El hombre gasta cifras fabulosas para atravesar el espacio... En tanto que Dios abre el camino para que la humilde oración de un niño encuentre eco en el corazón de su Padre Celestial.
El hombre pone vida en la pantalla del televisor... Pero Dios da y sostiene la vida de cada uno de Sus hijos.
El hombre diseña lanzas, espadas, tanques, bombas para matar a su hermano... Pero Dios diseñó una colina, una cruz y una tumba abierta para que el hombre pudiese elegir la vida eterna.
Realmente, Dios siempre lo hace todo mucho mejor. Sin embargo, a veces estamos tan concentrados en las realizaciones humanas, que atribuimos toda la gloria al hombre y perdemos de vista la sabiduría y el poder del Infinito Dios. Entonces surgen el orgullo y la incredulidad que malogran el espíritu de los hombres.
¿Recordaremos hoy que Dios actúa mucho mejor que nosotros?
Por eso, si tenemos algún problema que aflige nuestro corazón, o debemos tomar alguna importante decisión que demande especial cuidado... ¿no buscaremos la iluminación del Altísimo?
Solos, podemos errar y fracasar...