Ser una mujer
Me cuesta mucho entender lo que significa ser mujer, puesto que veo el mundo desde una óptica diferente. Mi problema de siempre ha sido que me relaciono mejor con los hombres que con las mujeres, y esto ya pone en tela de juicio mi reputación. Puedo ser muy tierna y frágil o muy fuerte y pendenciera, eso desequilibra a quienes me rodean.
Me encanta ser pícara y graciosa, eso se puede tomar como coquetería. Si acaricio con mis manos a un ser triste, se cree entonces que busco un encuentro más cercano. Si me visto bien y trato de lucir presentadita, entonces se piensa que necesito un amante. Si soy honesta sobre mi relación marital, esa vieja busca levante. Si soy atenta, agradable y segura, entonces soy misteriosa... Claro, esto a los hombres les produce picante. Si soy fuerte y dura, entonces soy amargada e intolerable. Si decido por mí misma, siempre quieren dominarme. La mayoría busca poseerme, asediarme, tenerme y abandonarme. Si miro de frente, busco algo más, y si no lo hago, entonces me intimidaron.
Hoy me puse a pensar que no hay un hombre en la tierra que realmente me haya querido amar; se han confundido por mi naturaleza real. He pensado que debería mejor usar una careta y ser la mujer que todos quieren encontrar. Pero no, porque yo no negocio mi identidad; soy sincera, frentera, y no uso máscaras ni disfraz. Soy una mujer que solo quiere ayudar a quienes necesitan una mano amiga de verdad.
¿Sabes mi amigo? Esto me salió del corazón, porque sentí deseos de llorar al ver que por mi condición femenina no puedo patear una pared o puñetear un escritorio. Soy mujer, y esa es mi verdad. Una mujer que dice de frente lo que quiere expresar, que no dice una cosa queriendo decir otra. Soy muy sincera y leal, pero no vendo mi integridad, ni mis ideas, aunque esto me termine llenando de soledad.