Corazón de ratón
Cuenta una pequeña historia india que un maestro genio se compadeció de un ratón al que vio temblando de miedo del gato. Para salvarlo, lo convirtió en gato. Al día siguiente, lo encontró temblando de miedo de la pantera. Una vez más, el maestro genio lo convirtió en pantera. No obstante, al día siguiente la pantera temblaba de miedo del cazador.
Frustrado, el maestro genio le dijo: «No encuentro qué hacer contigo. No importa en qué te convierta, pues tú seguirás teniendo corazón de ratón.»
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Sólo existen dos estados en los cuales podemos vivir los seres humanos; el amor y el temor. Para vivir en el estado de amor, es indispensable ser libre interiormente. Ello no quiere decir que uno no sufra, o no tenga problemas o no se preocupe. La diferencia es que quien vive en estado de amor, no es esclavo de las emociones o de las circunstancias, no se deja manipular por nadie; es como el río, que pasa por todos los sitios pero ninguno lo detiene.
Cuando vivimos en el temor, somos esclavos de nuestro ego, de los prejuicios, del qué dirán. Nos atormentan los monstruos creados por nuestra mente o les rendimos adoración a los dioses del placer, el poder o la riqueza. Cuando no somos libres interiormente, somos fácilmente manipulables en lo político, lo económico y lo social. Las cosas de afuera son neutras; nosotros las convertimos en problemas o en oportunidades. Si vivimos en el temor, a donde quiera que vayamos y en las circunstancia en que nos encontremos, seremos esclavos del miedo.
Adelina Jaimes