La voz de tus pupilas
No hace falta que me hables, vida mía,
para saber lo que al fin quieres decirme,
sólo mírame bien y podré irme
llorando de amargura o de alegría.
No digas nada... de nada todavía,
déjame solamente contemplarte,
acércate, mi amor, quiero mirarte,
para vivir o acabar esta agonía.
Quién sabe, te parezca tontería
cuando quiero leer en tus pupilas,
al verlas refulgentes o tranquilas,
sabré de tu pasión o tu falsía.
En tus ojos confiado yo vería
cuánto de amor tu corazón contiene,
deja que tu mirada me condene
o me encandile en su dulce hechicería.
En tu mirada hallaré la cercanía
o tu lejura teniéndote a mi lado,
tus ojos me dirán lo equivocado
que estuve al escribir mi poesía.
Yo sí tengo la fuerza y valentía
de mirarte con ojos de franqueza,
en ellos sólo encuentras la pureza
y toda la pasión que mi alma envía.
Eliseo León Pretell