Por qué amamos a los hombres
Tienen ese huequito tan confortable en su hombro, que es perfecto para acomodarse mientras te quedas dormida.
Son fanáticos de nuestro cuerpo, aún cuando nosotras no lo somos.
Pelo en el pecho y la hermosa sensación de una cara recién afeitada.
Aman a sus madres. Nos recuerdan a nuestro papá.
No le dan importancia a lo que dicen los horóscopos, sus suegras o sus vecinos.
Rara vez mienten sobre su edad, su peso o la talla que usan.
Lo lindo que les queda el jean, especialmente en la colita.
Qué lindas se ven sus manos cuando sostienen la nuestra.
Su rostro es un premio para atesorar cuando nos dan un regalo que ellos mismos eligieron.
Son fabulosos abrazando (y nos derriten el corazón cuando ese abrazo va acompañado de un dulce «te quiero»).
Tienen la innata habilidad para mirarnos profundamente a los ojos y conectarse con nuestro corazón, aún cuando no queremos que lo hagan.
No les importa si los colores están bien combinados, pero nos dan el gusto cuando les pedimos que lo hagan.