A veces no hay más
Un día, el marido de una mujer murió, y en esa mañana clara y fría, en el calor de su habitación, la mujer fue azotada con el dolor de saber que a veces no hay «más». No más abrazos, no más momentos especiales para celebrar juntos, no más llamadas de teléfono para conversar, no más «sólo un minuto.»
A veces, lo que más nos importa lo olvidamos por completo y se va para no volver... antes de poder decir adiós, decir «te amo» de nuevo. Así que mientras lo tenemos, lo mejor es sentirnos felices, cuidar de ello, arreglarlo cuando se ha roto y curarlo cuando está enfermo.
Esto es cierto para el matrimonio... Y los coches viejos... Y los niños con calificaciones malas, y los perros con patas rotas, y los padres y abuelos ya ancianos. Los tenemos porque se lo merecen, porque nos lo merecemos.
Hay cosas que mantener - como un mejor amigo que se mudó o una cuñada después del divorcio. Hay algunas cosas que nos hacen felices, no importa qué.
La vida es importante, y las personas que sabemos que son especiales... En consecuencia, ¡hay que mantenerlos cerca!