Carta de buen deseo
Estuve pensando en qué podría desearles para el año que se acerca, además de las bendiciones, la salud y las alegrías, que con eso ya cubro lo más importante. Entonces he decidido pedirle a Dios que sean inscritos en el «Libro de la Vida», en forma vitalicia y hereditaria.
Que tengan un año liviano, fácil, un año con fiestas y celebraciones, con padres, hijos y nietos, sanos y contentos...
Tranquilidad y noches bien dormidas. Mañanas soleadas y sin ansiedad. Diarios con buenas noticias y proyectos de paz.
Les deseo un año con menos guardias de seguridad y más tolerancia...
Muchos cafecitos conversados, libros bien leídos y trabajos bien hechos. Que sus cuentas de la farmacia sean por cosméticos y no por remedios, que las del supermercado sean por chocolates y no por Splenda...
Quiero que sean queridos, adorados, idolatrados y respetados.
Deseo que tengamos buenas mamografías. Que si necesitan inyecciones sean de Botox y no de antibióticos. Que nadie los joda si están pensando y que canten bien fuerte cuando van solos en el auto o cuando estén cocinando, limpiando o cuando estén en el baño. Que tengan un año de vacaciones, paseos y escapadas. Que no les falte nada y que no les roben nada... y que tengan monedas para compartir.
Les deseo un chorro de risas y carcajadas, de esas que hacen llorar... Risas diarias y semanales, risas espontáneas, risas por tonterías. Risas que ahuyentan miedos y que nos llenan de benditas arrugas.
Les deseo miel en su mesa, miel en sus decisiones, miel en sus desvelos y miel con los tragos amargos.
Les deseo una familia unida y muchos buenos amigos.
Deseo para cada uno todo esto y mucho más...
¡Feliz y exitoso año próximo!