Logo

Visitantes

Total: 1.414.226

Ahora: 19

Hoy: 773

Ayer: 93


2713 canciones, 2985 imágenes gráficas, 1645 midis y 1648 mensajes variados, 2427 fondos para Incredimail y Outlook...

Por el tema de los audios, recomiendo encarecidamente utilizar por orden de preferencia los siguientes navegadores: Firefox, Chrome, Microsoft Edge.

Para descargar el fichero "Karma_Chameleon-Culture_Club" en tu PC, usa las propiedades del reproductor de audio situado a la izquierda.

El buen negociador


Hacía pocas horas que viajábamos sin detenernos cuando nos ocurrió una historia digna de ser relatada, en la que mi compañero Beremiz, con gran talento, puso en práctica sus habilidades de eximio cultivador del álgebra. Cerca de un viejo albergue de caravanas medio abandonado, vimos tres hombres que discutían acaloradamente junto a un hato de camellos. Entre los gritos e improperios, en plena discusión, se oían exclamaciones:

-¡Que no puede ser!

-¡Es un robo!

-¡Pues yo no estoy de acuerdo!

El inteligente Beremiz procuró informarse de lo que discutían.

-Somos hermanos, -explicó el más viejo-, y recibimos como herencia esos 35 camellos. Según voluntad expresa de mi padre, me corresponde la mitad, a mi hermano Hamet Namir una tercera parte y a Harim, el más joven, sólo la novena parte. No sabemos, sin embargo, cómo efectuar la partición, y cada reparto propuesto por uno de nosotros, sigue la negativa de los otros dos. Ninguna de las particiones ensayadas hasta el momento nos ha ofrecido un resultado aceptable. Si la mitad de 35 es 17 y medio, si la tercera parte y también la novena de dicha cantidad tampoco son exactas... ¿cómo proceder a tal partición?

-¡Muy sencillo! -dijo el Hombre que Calculaba. -Yo me comprometo a hacer con justicia ese reparto, mas antes permítanme que una a esos 35 camellos de la herencia este espléndido animal que nos trajo aquí a buena hora.

En este punto intervine en la cuestión.

-¿Cómo voy a permitir semejante locura? ...¿Cómo vamos a seguir el viaje si nos quedamos sin el camello?

-No te preocupes, -me dijo Beremiz-. Sé muy bien lo que estoy haciendo. Cédeme tu camello y verás a qué conclusión llegamos.

Así lo hicimos, y mi camello pasó a incrementar la partida de los 35 ya existentes.

-Amigos míos, -dijo el Hombre que Calculaba-, voy a hacer la división justa y exacta de los camellos, que como ahora ven, son 36.

Volviéndose al mayor de los hermanos le dijo:

-Tendrías que recibir la mitad de 35, que es 17 y medio. Pues bien, recibirás la mitad de 36, que son 18, pues nada tienes que reclamar, ya que sales ganando con la división.

Dirigiéndose al segundo heredero, continuó:

-Y tú, Hamed, tendrías que recibir un tercio de 35, es decir 11 y un poco más. Recibirás un tercio de 36, esto es 12. No podrás protestar, pues también tú sales ganando con la división.

Y por fin, dijo al más joven:

-Y tú, joven Harim Namir, tendrías que recibir una novena parte de 35, o sea 3 camellos y parte de otro. Sin embargo, te daré la novena parte de 36, o sea, 4 camellos. También tu ganancia es notable.

Y concluyó con la mayor seguridad:

-Esta ventajosa división que a todos ha favorecido da un resultado de 34 camellos (18+12+4). De los 36 camellos, sobran por lo tanto dos. Uno, como saben, pertenece a mi amigo acá presente, y el otro sería justo que me corresponda, por haber resuelto a satisfacción de todos el complicado problema de la herencia.

Estando de acuerdo los tres hermanos, el astuto Hombre que Calculaba tomó posesión de uno de los más bellos camellos, y me dijo entregándome por la rienda al animal que me pertenecía:

-Ahora podrás, querido amigo, continuar el viaje en tu camello, manso y seguro. Tengo ahora otro para mi especial servicio.