Felicidades
Andar de nuevo por un año siempre incita a la memoria. ¿Quién puede sustraerse de la tentación a recapitular? Por estos días sentimos nostalgia, tarifamos los triunfos, escarbamos el pasado y nos reconciliamos o no con el fracaso. Se medita si el azar o el esfuerzo correspondió a nuestras aspiraciones.
Me propongo ser más rígido e intransigente con la rutina, destronar el pánico que me provocan la monotonía y nuestros errores, aprender a comprender a los demás sin justificaciones, entibiar la ternura, alarmarme ante la vanidad, la ambición y el ego que rozan y hacen mella en nuestros tiempos, no pensar solamente en la calidez de mi hogar, sino ser susceptible al clamor de los demás, arriesgarme a tolerar las diferencias, no a la mediocridad, sentir el desatino de la guerra como una herida propia y acunar la solidaridad como estandarte y hacer un compromiso solamente con las virtudes.
Desear con vehemencia que en medio de este siglo intoxicado, nos sigan prefiriendo con este verde incomparable, el tocororo y el pájaro carpintero.